MV. Gerardo Villalobos, MSc.

Médico Veterinario

MV. Gerardo Sanchez MSc.

Médico Veterinario

Prof. Dr. Mauricio De Franceschi

Médico Veterinario

Dr. Pablo Chacana

Investigador

Silvina Pinto

Médico Veterinario

Salud Intestinal y desempeño productivo del lechon al destete - Parte 01

La moderna industria porcina tiene una responsabilidad muy grande con la población, para lograr cubrir la alta demanda de proteína de origen animal, que cada día es mayor a nivel mundial, esto nos lleva a tener que ser eficientes productivamente, este tema de ser eficiente es muy nutrido en información y situaciones para lograrlo, como primera opción para determinar la eficiencia nos podemos basar en parámetros de producción. Existen parámetros que nos ayudan a analizar la situación productiva de una piara, uno de los más usados es la cantidad de cerdos destetado por cerda al año, sin embargo, debemos tomar en cuenta el desempeño de ese producto que destetamos, para lograr llevarlo a beneficio obteniendo de él lo esperado en cuanto a ganancia diaria de peso, buena conversión alimenticia, baja mortalidad, entre otros factores.

Uno de los sistemas que más debemos cuidar de los animales de producción es el sistema digestivo, ya que cualquier desequilibrio en sus funciones de digestión, excreción, defensa, absorción, etc., nos llevará a que el principal costo implicado en la producción de carne, específicamente el alimento, nos aumente significativamente y como consecuencia la granja no sea rentable. Explicando de una manera más sencilla al no estar en una funcionabilidad optima el sistema digestivo, se está convirtiendo el alimento ingerido por el cerdo en abono.

Unos de los puntos críticos a considerar como más relevantes en la producción porcina es el destete, el estrés al que es sometido el lechón durante este proceso causa una serie de daños en el intestino que influyen directamente en el desempeño productivo del animal.  

El objetivo de este artículo es dar a conocer las funciones básicas digestivas y todos esos factores estresantes por los que el lechón pasa al momento del destete. Teniendo claro eso poder tomar medidas que nos lleven a minimizar las perdidas por un mal desempeño productivo de los cerdos dentro de la piara.

Destete:

Conceptualmente se puede considerar el destete como el momento de la separación física de la cría que está con la madre amamantando, pudiendo considerarse un punto critico dentro de la producción porcina.

Es un evento que estresa al animal de diferentes maneras, entre los que se puede destacar; nutricional, hídrico, medioambientales, etológicos. Estos pueden influir directamente en unos procesos fisiológicos que se pierden, al ocurrir esto influyen negativamente sobre el desarrollo lechón, esta negatividad se ve reflejada directamente sobre: perdida de la superficie de absorción intestinal, desequilibrio de microbiota intestinal (disbiosis) y disminución en la respuesta inmunológica. 

Para lograr entender como cada uno de estos procesos que se afectan, influyen negativamente en el rendimiento productivo del lechón, hagamos un previo y rápido repaso de la fisiología digestiva del cerdo.

Fisiología digestiva del cerdo.

El tracto digestivo puede considerarse como un tubo que transcurre desde la boca hasta el ano, revestido de una membrana mucosa, cuyas funciones son las de di­gestión y absorción de los alimentos, barrera protectora contra gérmenes, así como la posterior eliminación de los desechos sólidos. El intestino delgado es el lugar donde se produce mayoritariamente la absorción de los nutrientes, proceso que se ve favorecido por la presencia de las denominadas vellosidades intestinales que hacen que la superficie de absorción de nutrientes aumente notablemente (Gomez 2018).

Al tracto digestivo llegan una serie de secreciones que contienen principalmente enzimas como proteasas, amilasas, sucrasas y lipasa entre otras que hidrolizan los diferentes componentes de los alimentos proteínas, almidón, azúcares y grasas respectivamente (Argencio, R. 1999).

El cerdo en las primeras semanas de vida está preparado fisiológicamente para utilizar la leche de la madre como fuente primaria de nutrientes y no está preparado para digerir dietas no lácteas basadas en carbohidratos, proteínas y grasas complejas (Gomez 2018). A nivel funcional y estructural en el intestino delgado se observan una re­ducción en la actividad específica de la enzima digestiva lactasa a partir de la tercera semana (Gomez 2018).

El bajo nivel de amilasa, lipasa, maltasa y proteasas hasta la cuarta semana de edad, limita la hidrólisis de almidones y azúcares diferentes a la lactosa, determinado que la actividad de las enzimas encargadas de degradar los nutrientes de las dietas elaboradas, se encuentran aún en un estado inmaduro antes de las tres semanas de edad (DAPOSA, 2002).

Además de una baja actividad de las proteasas, la secreción de ácido clorhídrico (HCI) por parte del estómago también es limitada en las primeras edades hasta las primeras semanas posdestete. La acidez del estómago no llega a niveles apreciables hasta la tercera o cuarta semana posdestete (con valores de pH = 4), lo que complica aún más la digestión de la proteína de la dieta seca tanto en predestete y los primeros días posdestete (DAPOSA, 2002).

La utilización de fuentes de grasa de origen vegetal y animal se ve afectada, las grasas complejas forman en el sistema digestivo gotas grandes con un área de superficie mínima para el ataque enzimático (Gomez 2018).

En cambio, la grasa de la leche de la cerda, son pequeñas gotas emulsificadas que se combinan rápidamente con las sales biliares para formar la mezcla de micelos o micelas, recubiertas por una lipoproteína que permite una adecuada digestión enzimática (FOWLER WR. 1980).

En el intestino delgado donde ocurre la absorción de los nutrientes aportados en el alimento al cerdo, debe haber una buena relación del tamaño de la vellosidad intestinal con la profundidad de las criptas, es decir, vellosidades más largas y criptas más profundas, logrando con esto mayor superficie de absorción, lo que se traduce en mayor espacio de exposición para absorber nutrientes que se representaran en mejor desempeño del animal.

Antes del destete, las vellosidades intestinales son muy largas, esto es debido a dos razones: en primer lugar, la descamación de células durante la lactancia es mí­nima y, en segundo lugar, las células de las criptas son capaces de reemplazar las células de las vellosidades a la misma velocidad a la que se descaman (Klis y Jansman 2002).

El sistema digestivo del cerdo presenta componentes funcionales del sistema inmune no especifico y especifico, que se caracterizan por mecanismos efectores que, en la mayoría de los casos, eliminan eficientemente el estímulo antigénico y no alteran el funcionamiento del tejido digestivo adyacente, sino que, por lo general, lo favorecen, como es el caso de los componentes de absorción y secreción de la vellosidad intestinal (Maldonado 1997).

Durante la lactación, la ingesta de leche aporta gran cantidad de inmunoglobulinas que actúan como respuesta inmunológica local como es el caso de la inmunoglobulina A (IgA).

La IgA presente en la leche baña el epitelio intestinal y participa en la exclusión antigénica evitando la generación de respuestas inflamatorias lesivas para la función del sistema digestivo (Maldonado 1997). Figura #1.

Figura #1

El desarrollo de la inmunología pasiva proveniente del calostro de la madre cae drásticamente a partir de la segunda semana y la inmunología activa toma mayor fuerza a partir de la cuarta semana, presentando una baja respuesta inmunológica entre la segunda y cuarta semana (LALLÈS 2004).

Efecto del estrés posdestete en la fisiología digestiva del cerdo.

El cambio brusco de la dieta es uno de los factores más  estresante del lechón, el cambio de una dieta que es estrictamente liquida a una dieta solida influyen directamente sobre la digestión y absorción de los nutrientes, como se detalló en la  fisiología digestiva el lechón no está preparado enzimáticamente para lograr degradar los componente de una dieta compleja, que tiene como principal ingredientes carbohidratos, grasas, azucares y proteínas de un origen diferente al de la leche materna.

El cambio de una dieta altamente digestible (leche) y muy bien adaptada a las enzimas presentes en el tubo digestivo, a una dieta sólida a base de cereales no siempre adecuada a las necesidades de su aparato digestivo todavía inmaduro, desencadena el estrés de origen nutricional (Gomez 2018).

Las dietas normalmente tienen siempre cierta cantidad de componentes resistentes a la degradación enzimá­tica, sumada a la reducida capacidad de digestión del lechón antes y después del destete, puede provocar la llegada de cantidades importantes de fibra, proteína dietética y endógena sin digerir al intestino grueso, que servirá de sustrato para la población microbiana tanto benéfica (lactobacilos y bifidobacterias) como pató­genas (E. coli principalmente y en menor proporción, Salmonella Rotavirus, Clostriduim y Campylobacter). Esta gran cantidad de alimento disponible en ciego y colon generan una intensa actividad microbiana princi­palmente enteropatógena (fermentación) y proliferativa de las mismas, desencadenando procesos diarreicos que pueden llevar hasta la muerte del lechón (Argencio, R. 1999).

Inmediatamente después del destete, hay un período de atrofia de las vellosidades intestinales, asociado a una disminución en el consumo, provocado por los efectos etológicos que genera la separación de la madre, que puede resultar en una liberación de cortisona y otros factores estresantes inmunológicos que aparecen en lechones que no se destetan en un ambiente adecuado. Estas causas de estrés resultan en una disminución del consumo.

La reducción en el tamaño de las vellosidades produce una disminución en el área de superficie para la ab­sorción de nutrimentos 7 días a 14 días posdestete y corresponde al tiempo en que se presenta el problema llamado “caída del destete”, caracterizado por pro­blemas de reducción en la absorción de nutrimentos, problemas de deshidratación y diarreas (Gomez 2018).

Cuando el destete ocurre a los 35 días la altura de las vellosidades se reduce de 410 a 299 μm en tan sólo tres días después del destete, esta reducción es más dramática cuando se desteta a los 21 días. (CERA, K. R. 1988)

Como se destacó anteriormente la inmunología pasiva proveniente del calostro de la madre cae drásticamente a partir de la segunda semana y la inmunología activa toma mayor fuerza a partir de la cuarta semana, esto más un decrecimiento en la altura de las vellosidades y un incremento en la profundidad de las criptas en especial cuando se presentan diarreas hace al lechón sea más vulnerable a enfermedades (Gomez 2018).

El cambio de entorno es otro estrés que influye en el desempeño del animal, debemos tener claro que irá a corrales nuevos para el, con animales que ya no pertenece a su camada, donde se producen peleas para lograr las jerarquías. El lechón lactando obtiene el 80% del requerimiento de agua para su sobrevivencia de la leche de la madre, ahora deberá adaptarse a tomar del bebedero lo necesario. Y otro factor importante es que ya no estará presente la IGA de la leche que baña el intestino y predispone que en el lechón allá una proliferación de agentes patógenos. 

Al tener presente los cambios fisiológicos implicados en el lechón que destetamos, tenemos más claro aún las medidas preventivas que podemos aplicar, para minimizar el impacto del estrés y obtener el desempeño productivo que esperamos. En este sentido, próximamente en la segunda parte de esté artículo, expondremos los métodos recomendados para minimizar los impactos negativos del destete en el lechón.

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