Probióticos, un paso importante
Cuando a principios del siglo XX Metchnicoff descubrió la acción benéfica que sobre la salud de los ancianos ejercen las bacterias productoras de ácido láctico no se prestó demasiada atención al estudio del mecanismo de tal fenómeno. El motivo fue, fundamentalmente, el pobre conocimiento que, en general, existía de la biología intestinal. Poco después el descubrimiento de los antibióticos limitó aún mas la real importancia de tales microorganismos.
Sin embargo el interés volvió a cobrar fuerza y, en 1965 Dubos y colaboradores comenzaron a aplicar principios ecológicos generales al tracto intestinal y su microflora. El término probiótico fue usado por primera vez por Parker en 1974 para describir organismos y sustancias que contribuyen al balance microbiano intestinal y contrasta claramente con el término antibiótico.
Desde entonces se han propuesto diversas definiciones para el término probiótico, siendo la dada por la FAO y la OMS (2002) la más ampliamente aceptada: “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, son beneficiosos para la salud del huésped”.
El mecanismo preciso de la acción benéfica puede atribuirse a los siguientes factores, entre otros:
- Producción de ácido láctico con la consecuente caída del pH.
- Formación de peróxido de hidrógeno de efecto bactericida.
- Formación de metabolitos antibióticos como la acidolina, acidofilina, lactalina, nicina, de naturaleza obviamente diferente a las de los antibióticos convencionales.
- Producción de ácidos grasos de cadena corta a partir de los carbohidratos, los que de otro modo serían difícilmente digeribles.
- Desconjugación de ácidos biliares, tornándolos menos absorbibles.
- Acción antienterotoxigénica es especial para la toxina de E. coli
- Su adherencia a las paredes de las vellosidades intestinales previene la colonización de patógenos. Esta adherencia se da por su competencia con los espacios o moléculas de adhesión.
- Competencia con los nutrientes esenciales de las bacterias no deseables o patógenas alterando, de esta manera, su metabolismo.
La observación de estas características motivó el uso de tales agentes en la terapéutica humana y animal, en un primer momento como preventivo y curativo de desórdenes diarreicos en niños, terneros, lechones y potrillos y luego también en avicultura como promotores de crecimiento y postura.
Los probióticos son entonces organismos no patógenos los que ya sea que se encuentren en forma natural formando parte de la microflora digestiva o bien suministrados en una dosis adecuada actúan sobre la microflora patógena produciendo efectos benéficos para el huésped.

En tal sentido, cuando se añaden a la dieta componentes que mejoran la disponibilidad de nutrientes, como en este caso, se estimula el crecimiento y desarrollo de molleja y proventrículo. El consumo de probióticos ha sido asociado a mejoras en los parámetros productivos, los cuales influyen sobre el peso y desarrollo de órganos, específicamente de intestino. Por su parte, Algunos investigadores reportaron que los probióticos reducen el recuento de Clostridium perfringens en ciego y reducen su impacto en la incidencia de enteritis necrótica.
Los microorganismos predominantes con acción probiótica son Lactobacillus, Enterococcus, Bacillus, Hongos filamentosos y Levaduras.
La cantidad de ensayos que buscan establecer el modo de acción, y principalmente las ventajas que producen los probióticos en la producción son innumerables. En este sentido los resultados de los ensayos experimentales y con aves comerciales son erráticos. Las causas de variación se deben a que:
- Las características probióticas son exclusivas de cada cepa utilizada, lo que impide generalizar o extrapolar los resultados a otros ensayos, aun tratándose de una misma especie bacteriana aislada de la misma fuente y en las mismas condiciones.
- La complejidad de los procesos mediante los cuales las bacterias benéficas excluyen del tracto intestinal a los patógenos.
- Los métodos de producción y tratamiento a los que son sometidas las cepas para su uso que pueden afectar la viabilidad de las mismas, dando lugar a una falta de correlación entre los ensayos in vitro con los resultados in vivo.
- El desconocimiento parcial del modo de acción de los probióticos in vivo, imposibilita el control de los factores involucrados en la respuesta animal; además, aunque las cepas permanezcan viables luego de atravesar el estómago y el duodeno, pueden perder algunas de las características probióticas que poseían in vitro.
- El modo y frecuencia de administración (en el agua de bebida, en el alimento, asperjado sobre los BBs, etc).
- La edad de los animales utilizados. Se obtiene mejores resultados con animales jóvenes o recién nacidos, en los cuales todavía no se ha implantado la flora normal del tracto digestivo, facilitando el establecimiento de las cepas probióticas suministradas.
- La dosis mínima efectiva y su forma de administración.
En el título de este breve informe decimos que los probióticos son un paso importante, y así es ya que seguramente han representado el primer gran avance en la búsqueda permanente de alternativas a los antibióticos como promotores de crecimiento y, como tal se han incorporado ya a la larga lista de productos que persiguen tal fin.
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