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Médico Veterinario

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Dr. Pablo Chacana

Investigador

Silvina Pinto

Médico Veterinario

¿Antibióticos Promotores de Crecimiento o Agentes Naturales Promotores de Crecimiento? (APC o ANPC)

Desde los albores de la producción intensiva investigadores y productores han intentado estimular el crecimiento de los animales por todos los medios posibles y viables. Sin dudas la producción avícola es, y sigue siendo, la pionera en estos avances que no cesaron a lo largo del tiempo. 

Todos sabemos que el logro obtenido en este aspecto admite una multiplicidad de razones que podríamos resumir en los siguientes aspectos:  

  • Por un lado aquellos basados en la genética y el mejoramiento con resultados asombrosos en tasas de crecimiento de pollos para carne y producción de huevos. 
  • Luego, el estudio de los requerimientos nutricionales, junto a ingredientes de mejor calidad y con el acabado conocimiento de su composición nutricional.  
  • Asimismo, es preocupación constante la necesidad de brindar a los animales un manejo y un ambiente de óptima calidad que les otorgue el confort que haga a lo que hoy llamamos genéricamente como “Bienestar Animal” el que, ya sea por razones de ética o de calidad del producto que llega al consumidor, se basa en el concepto por el que nunca podríamos obtener productos cualificados si existieron, durante la crianza y transporte, situaciones de sufrimiento y estrés. 
  • Además, se han logrado importantes avances en sanidad, los que sin embargo, hasta que no se asuma cabalmente que la bioseguridad es la madre de todas las soluciones estos avances  no podrán expresarse en plenitud. 
  • Pero existe otro aspecto que ha desvelado a productores e investigadores desde el principio al que, sin embargo, no se le dio durante años la debida importancia y trascendencia.  Nos referimos específicamente al estudio de la fisiología y fisiopatología del aparato gastro intestinal. En tal sentido y, a lo largo del tiempo se pensó que la administración en dosis moderadas de ciertos antibióticos podía regular y equilibrar la microflora intestinal y así permitir que las bacterias indeseables limitaran su crecimiento. Esto fue dirigido en especial a bacterias gram negativas y a los clostridios tan ligados a las condiciones alimenticias y coccidiales. Tales productos fueron –y son aún- conocidos como Antibióticos Promotores de Crecimiento (APC). Esto es paradójico si se tiene en cuenta la importancia que tienen las bacterias acidófilas en la regulación de la microbiota intestinal y que por ello fueron denominados y conocidos como Probióticos. Su estudio comenzó desde principios del siglo XX, a pesar de que su aplicación en medicina humana y animal surgió mucho tiempo después. 

Seguramente hubo aspectos que jugaron a favor de los APC entre lo que se puede citar su gran efectividad y su rápida acción. 

Sin embargo, ya desde principios de la segunda mitad del siglo pasado se comenzaron a vislumbrar los inconvenientes de su uso, manifestados en el famoso informe Swann que aconsejó dejar de usar en los alimentos para ganado antimicrobianos susceptibles de uso terapéutico, o con análogos empleados en medicina humana, con el fin de evitar resistencias.  

A medida que se fueron comprobando estos inconvenientes comenzó una campaña mundial –con epicentro en Europa-  por la que gobiernos, productores y consumidores tomaron conciencia de que era imprescindible hallar sustitutos a los APC. Estos últimos (los consumidores) se cuentan entre los que con gran énfasis condicionaron tales decisiones a través de su permanente presión. Entre muchas argumentaciones la eliminación de los APC en alimentos permite una preservación más racional del medio ambiente y un mas ostensible bienestar animal. 

Podemos afirmar que desde el año 2000 y atendiendo  la premisa de “Una Sola Salud” declarada por la Organización de la Salud (OMS) la salud humana y animal han quedado indisolublemente unidas y los esfuerzos han ido en la preservación de ambas. 

Un trabajo pionero en la descripción de los productos de reemplazo de los antibióticos fue publicado por Tobías Steiner  en el año 2006. Con el título “Managing Gut Health. Natural Growth Promoters as a Key to Animal Performance”  (Nottingham University Press), Steiner presenta una detallada descripción de los recursos existentes y estudiados hasta ese momento para reemplazar a los APC. Brevemente se exponen la mayoría de los agentes que describe, sin profundizar demasiado ya que en realidad hoy por hoy son en mayor o menor medida, conocidos por todos aquellos que se desempeñan en producción animal. 

Acidificantes: los ácidos orgánicos son una alternativa de reemplazo válida. Son constituyentes naturales de los tejidos de plantas y animales y su utilización se encuentra ya consolidada a través de innumerables trabajos de investigación en todas las especies de producción industrial. Su mecanismo de acción es variado y complejo, pero fundamentalmente se basa en la reducción del pH intestinal creando condiciones desfavorables para su microflora. 

Probióticos: quizás fueron los primeros agentes descriptos hace muchos años ya, tal como se señaló más arriba. Se trata de microorganismos acidófilos que por diversos mecanismos se oponen a los agentes patógenos, siempre con el principio básico de la acidificación del medio intestinal. Su modo de acción puede resumirse, según Steiner en tres puntos: 1) Exclusión competitiva: los Probióticos pueden colonizar y multiplicarse en el intestino y bloquear los sitios de recepción celular y prevenir la adhesión de otras bacterias generalmente nocivas. 2) Antagonismo bacteriano: los probióticos producen sustancias de propiedades bactericidas o bacteriostáticas (bacteriocinas) como lactoferrina, lisocima, etc. que a través del descenso del pH alteran el crecimiento de las bacterias no deseables. 3) Inmunomodulación. Mediante el desarrollo y la activación de la inmunidad humoral y celular del intestino, que como es sabido es el principal órgano de la inmunidad del organismo. 

Prebióticos: se trata de suplementos nutricionales no digestibles.  Son pequeños fragmentos de carbohidratos, generalmente Mananoligosacáridos (MOS), Fructooligosacáridos (FOS), entre los cuales también se incluye a la Inulina la que, químicamente es un fructano compuesto por unidades de fructosa. Los Prebióticos, si bien son complejos y variados, se puede decir que en realidad, son derivados de la pared celular externa de Saccharomyces cerevisiae y proporcionan sitios alternativos de unión para bacterias patógenas, adhiriéndose a las terminaciones de lectina. Los Prebióticos no son digestibles por las enzimas del intestino delgado por lo que llegan intactos a la porción final del tracto intestinal, en especial a los ciegos y son degradados por organismos específicos de la microbiota intestinal como Lactobacillus, Bacteroides, Bifidobacteriae, Pediococcus o Enterococcus, constituyendo de tal manera una denominada “Biomasa Saludable”. Por lo dicho, es evidente que existe una acción aditiva o sinérgica entre pre y probióticos. A esta combinación de elementos y acciones se ha dado en llamar  Simbiosis.  

Extractos vegetales. Agentes fitotécnicos: las plantas se autoprotegen frente a las enfermedades mediante la acumulación, en sus tejidos, de metabolitos secundarios. Los agentes fitotécnicos son un grupo altamente heterogéneo de aditivos alimenticios provenientes de las diversas partes constitutivas de una planta: tronco, tallo, hojas, semillas, frutos, raíces, flores. Los primeros antecedentes históricos se remontan al médico de la antigüedad Dioscórides (Font Quer, P, 1999) quien describió una serie innumerable de plantas con propiedades medicinales de todo tipo. Se han desarrollado técnicas de extracción de cada molécula que puede hallarse en los diversos vegetales que integran fundamentalmente taninos, saponinas, compuestos oxigenados  y aceites esenciales, entre muchos otros. Los extractos en general han  demostrado acciones antimicrobiales, anticoccidiales, antifúngicas o antioxidantes, propiedades asociadas con sus características lipofílicas. Estas acciones antimicrobianas son efectivas mediante la penetración de la molécula en la célula del patógeno, desintegrándola. Esta es una actividad particularmente notable en las saponinas. Por su parte los taninos, además actúan desequilibrando la cadena respiratoria a nivel mitocondrial. 

Productos herbales: representan una alternativa real ya que su uso en medicina humana y veterinaria proviene de la India a través de la cultura Ayurvédica. Su aplicación en producción animal en occidente comenzó a difundirse en los últimos años y los resultados han demostrado acciones benéficas las que pueden explicarse por dos motivos. Por un lado se sabe que las plantas poseen innumerables componentes que permiten su adaptación al medio y se transforman en elementos de defensa ante las agresiones. Por el otro, tal circunstancia hace que, utilizadas como agentes terapéuticos y preventivos, tengan acciones múltiples que superan aquellas de los extractos vegetales únicos. 

Los productos herbales consisten en el secado, triturado y pulverizado de plantas en su estado natural y como tal no sufren ningún tipo de extracción química. Los principios activos más reconocidos  presentes, tanto en extractos vegetales como en los productos herbales (saponinas, taninos, aceites esenciales, entre los más conocidos) son variados en cuanto a su composición y acción frente a parásitos protozoarios y a microorganismos. Es común catalogar a los productos herbales con una función o efecto específico sin considerar que en la naturaleza los efectos son aditivos y sinérgicos pudiendo ser así anticoccidiales, antiinflamatorios, inmunoestimulantes y antioxidantes. 

Existen algunos productos herbales que contienen terpenos, aceites esenciales, curcuminoides, antraquinonas y fito-oligosacáridos y que han demostrado fehacientemente su eficacia como promotores de crecimiento.  

La acción de todos los agentes de reemplazo descriptos aquí, tal como se señaló va más allá de una simple actividad antibacteriana ya que son efectivos en gran medida a través de sus múltiples compuestos. En función de ello podríamos decir que nos encontramos frente a un claro cambio de paradigma y de allí la respuesta a la pregunta que nos hacíamos en el título de esta nota: podemos designar a estos productos con el nuevo concepto de Agentes Naturales Promotores de Crecimiento (ANPC). Y ya sabemos que los cambios de paradigma suelen ser más o menos lentos pero antes o después se instalan definitivamente; en producción animal está ocurriendo.

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